¿Por qué el prólogo?

analiza e identifica la información presentada en textos introductorios: prólogos, reseñas, dedicatorias y presentaciones.

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Última Actualización:

4 de Septiembre de 2024 a las 18:46

¿Por qué el prólogo?

Aprendizaje esperado: analiza e identifica la información presentada en textos introductorios: prólogos, reseñas, dedicatorias y presentaciones.

Énfasis: identificar características y función de los prólogos.

¿Qué vamos a aprender?

Te sugerimos que, mientras observas el programa, utiliza alguno de los organizadores gráficos que conoces, como un mapa mental, un cuadro sinóptico, un mapa conceptual, para que, de una forma más práctica, anotes y recuperes la información más importante o desconocida para ti.

¿Por qué el prólogo? Al finalizar con este aprendizaje esperado conocerás diferentes textos introductorios y el prólogo es uno de ellos.

Un texto introductorio es un texto informativo que se presenta al inicio de los libros, antes de la obra del autor, con la finalidad de “meter” al lector a la obra que conforma el libro en cuestión.

¿Qué hacemos?

Para que conozcas la importancia que tiene el prólogo como texto introductorio, observa el siguiente video del minuto 9:30 a 11:02. No olvides anotar la información más importante en tu cuaderno.

  1. Uso de personas gramaticales al escribir
    https://youtu.be/_JxkY2U-9_c
    Cómo pudiste observar en el video, el prólogo es un tipo de texto con una historia de hace mucho tiempo, que va desde la Grecia antigua hasta la época actual. Esto significa que el prólogo ha tenido un gran desarrollo o evolución a lo largo de todos esos años.
    También observas que el prólogo ha tenido diversos propósitos, que van desde sólo llamar la atención del lector hasta intentar establecer un diálogo con él.
    Estos cambios, o, mejor dicho, esta evolución que ha tenido el prólogo, es similar al cambio que se da en los movimientos literarios. La literatura, como todo el arte, refleja los intereses, conflictos y transformaciones que caracterizan cada época.
    Actualmente, el prólogo puede tener diversos propósitos, y éstos se reflejan en la forma en que el autor conjuga los verbos que emplea para redactar este texto introductorio.
    El prólogo es un texto introductorio que precede, es decir, va antes de la obra literaria que conforma un libro, y su función es informar y persuadir al lector sobre la obra en cuestión.
    Observa el siguiente video del minuto 4:37 a 9:24 y continua con tus apuntes.
  2. Uso de personas gramaticales al escribir

https://youtu.be/_JxkY2U-9_c

El prólogo:

  • Es un texto breve en comparación con la obra literaria que precede. Aunque puede considerarse el más extenso de los textos introductorios.
  • Invita al lector a leer la obra literaria.
  • Es un texto informativo porque:
    • Presenta información sobre el autor de la obra literaria.
    • Presenta el contexto histórico-social en el que fue escrita la obra.
    • Presenta la función y el género literario de la obra.
  • Puede ser escrito por otro autor distinto al que escribió la obra literaria.

Por eso puede expresar la opinión o experiencia de lectura del autor del prólogo para motivar al lector a leer dicha obra.

Otra característica muy importante del prólogo tiene que ver con la forma en que se redacta, es decir, la manera en que se escribe.

El verbo es una palabra que ayuda a expresar acciones y cuya conjugación es de acuerdo con la persona gramatical, así como al número.

Como puedes ver, los primeros tres pronombres corresponden a las personas gramaticales del singular: “yo”, primera persona, “tú”, segunda persona, y “él o ella” es la tercera persona.

Por otro lado, los pronombres corresponden a las personas gramaticales, pero ahora en plural: “nosotros”, primera persona, y “ustedes” y “ellos”, tercera persona.

Cabe señalar que el pronombre “ustedes” es un caso particular, porque si bien remite a una segunda persona (es decir, a quien se habla o escribe), la conjugación que emplea es de tercera persona.

En el cuadro anterior no aparecía el pronombre de segunda persona vosotros/vosotras, porque realmente en México no es de uso común.

En el video se menciona que, dependiendo de la intención que tenga el autor del prólogo, es la persona gramatical que va a utilizar para redactar el prólogo. Por ejemplo, si el autor del prólogo es el mismo autor de la obra literaria y quiere invitar a la lectura expresando su experiencia, entonces utilizará la primera persona gramatical, es decir, “yo”.

Si el autor del prólogo tiene la intención de establecer una relación con el lector para acompañarlo en su lectura de la obra literaria, entonces, seguramente, utilizará la segunda persona gramatical, “tú”.

Cuando el prologuista tiene la intención de explicar la obra literaria, utiliza la tercera persona gramatical, es decir, “él o ella”, y puede exponer información sobre el contexto histórico-social de la misma. Por eso, este tipo de prólogos se consideran textos académicos.

Identifica las características del prólogo. Te recomendamos que leas el siguiente ejemplo y que trates de identificar cuál es la persona gramatical que está empleando el autor, así como las otras características con las que cumple.

Pon mucha atención en la lectura y observa cómo intervienen los signos de puntuación en ella.

Comienza con la lectura del prólogo del libro Ética para Amador, de Fernando Savater.

A veces, Amador, tengo ganas de contarte muchas cosas. Me las aguanto, estate tranquilo, porque bastantes rollos debo pegarte ya en mi oficio de padre como para añadir otros suplementarios disfrazado de filósofo. Comprendo que la paciencia de los hijos también tiene un límite. Además, no quiero que me pase lo que a un amigo mío gallego que cierto día contemplaba pacíficamente el mar con su chaval de cinco años. El mocoso le dijo, en tono soñador:

“Papi, me gustaría que saliéramos mamá, tú y yo a dar un paseo en una barquita, por el mar”. A mi sentimental amigo se le hizo un nudo en la garganta, justo encima del de la corbata: “¡Desde luego, hijo mío, vamos cuando quieras!”. “Y cuando estemos muy adentro —siguió fantaseando la tierna criatura— os tiraré a los dos al agua para que os ahoguéis”. Del corazón partido del padre brotó un berrido de dolor: “¡Pero, hijo mío…!”. “Claro, papi. ¿Es que no sabes que los papás nos dais mucho la lata?”. Fin de la lección primera.

Si hasta un crío de cinco años puede darse cuenta de eso, me figuro que un gamberro de más de quince como tú lo tendrá ya requeté sabido. De modo que no es mi intención proporcionarte más motivos para el parricidio de los ya usuales en familias bien avenidas. Por otro lado, siempre me han parecido fastidiosos esos padres empeñados en ser “el mejor amigo de sus hijos”. Los chicos debéis tener amigos de vuestra edad: amigos y amigas, claro.

Con padres, profesores y demás adultos es posible, en el mejor de los casos, llevarse razonablemente bien, lo cual es ya bastante. Pero llevarse razonablemente bien con un adulto incluye, a veces, tener ganas de ahogarle. De otro modo, no vale. […]

De modo que se me ha ocurrido escribirte algunas de esas cosas que a ratos quise contarte y no supe o no me atreví […].

Fernando Savater. Ética para Amador. México: Planeta, 2007, pp. 11-16 (fragmento).

Observa que este prólogo fue escrito por el mismo autor y que utiliza, de forma alternada, la primera y la segunda persona gramatical.

Cuando quiere expresar su propia experiencia, utiliza la primera persona gramatical como cuando dice:

“Tengo ganas de contarte muchas cosas” o “no quiero que me pase lo que a un amigo mío”.

Puedes identificar el uso de la segunda persona gramatical por los verbos conjugados “contarte, estate, proporcionarte o debéis”, que se emplean no para dirigirse al lector, sino al interlocutor del prólogo, es decir, Amador.

Cómo pudiste darte cuenta, el autor de este prólogo tiene la intención de establecer una relación con el lector, por lo que no explica a fondo el contexto de la obra o el género al que pertenece, ni aporta demasiados datos sobre el autor. Pero sí siembra la curiosidad por la obra que presenta.

Observa otro ejemplo. El prólogo que leerás a continuación, lo escribió Gabriel García Márquez para un libro de su propia autoría, que se llama Doce cuentos peregrinos.

Además del autor, este prólogo tiene, como dato interesante, un título que pretende comunicar al lector la intención del prólogo y de la obra misma, se llama: “¿Por qué 12, por qué cuentos y por qué peregrinos?”

Lee un fragmento de este divertido prólogo.

Doce cuentos peregrinos.

Gabriel García Márquez

Prólogo

Por qué doce, por qué cuentos y por qué peregrinos

(Fragmento)

Los doce cuentos de este libro fueron escritos en el curso de los últimos dieciocho años. Antes de su forma actual, cinco de ellos fueron notas periodísticas y guiones de cine, y uno fue un serial de televisión. Otro lo conté hace quince años en una entrevista grabada, y el amigo a quien se lo conté lo transcribió y lo publicó, y ahora lo he vuelto a escribir a partir de esa versión. Ha sido una rara experiencia creativa que merece ser explicada, aunque sea para que los niños que quieren ser escritores cuando sean grandes sepan desde ahora qué insaciable y abrasivo es el vicio de escribir.

La primera idea se me ocurrió a principios de la década de los setenta, a propósito de un sueño esclarecedor que tuve después de cinco años de vivir en Barcelona. Soñé que asistía a mi propio entierro […] No sé por qué, aquel sueño ejemplar lo interpreté como una toma de conciencia de mi identidad, y pensé que era un buen punto de partida para escribir sobre las cosas extrañas que les suceden a los latinoamericanos en Europa. […]

Fue en México, a mi regreso de Barcelona, en 1974, donde se me hizo claro que este libro no debía ser una novela, como me pareció al principio, sino una colección de cuentos cortos, basados en hechos periodísticos pero redimidos de su condición mortal por las astucias de la poesía. […]

Recuerdo haber tenido el cuaderno sobre mi escritorio de México, náufrago en una borrasca de papeles, hasta 1978. Un día, buscando otra cosa, caí en la cuenta de que lo había perdido de vista desde hacía tiempo. No me importó. Pero cuando me convencí de que en realidad no estaba en la mesa sufrí un ataque de pánico. […]

Mi propia reacción me sorprendió: los temas que había olvidado durante casi cuatro años se me convirtieron en un asunto de honor. Tratando de recuperarlos a cualquier precio, en un trabajo tan arduo como escribirlos, logré reconstruir las notas de treinta. Como el mismo esfuerzo de recordarlos me sirvió de purga, fui eliminando sin corazón los que me parecieron insalvables, y quedaron dieciocho […]

En poco más de un año, seis de los dieciocho temas se fueron al cesto de los papeles, y entre ellos el de mis funerales, pues nunca logré que fuera una parranda como la del sueño. Los cuentos restantes, en cambio, parecieron tomar aliento para una larga vida. […]

Sólo has leído fragmentos de los prólogos, si quieres leer los prólogos completos, puedes buscar los títulos de los libros que se han citado:

Ética para Amador, de Fernando Savater, y Extraños peregrinos: doce cuentos, de Gabriel García Márquez.

De esta manera, podrás consultar una versión de estos libros y de sus prólogos correspondientes.

Recuerda las palabras de García Márquez en este prólogo en el que utiliza la tercera persona cuando dice:

para que los niños que quieren ser escritores cuando sean grandes sepan desde ahora qué insaciable y abrasivo es el vicio de escribir.

A través del uso de la tercera persona, pretende explicar, a quienes tienen la intención de ser escritores, el proceso creativo de la obra.

Es una invitación para aquellos que se quieran dedicar a las letras y también para advertir sobre la disciplina que implica.

A partir del segundo párrafo utiliza la primera persona porque su intención es hablar de su experiencia como escritor de la obra, ya que termina confesando que no es capaz de ser su propio lector por el temor de sentir que debe modificar su obra.

En el caso del prólogo de Savater, el autor intenta convencer al lector de realizar la lectura de la obra prometiendo que será benéfica para el lector como lo ha sido para el escritor, pero en el caso de García Márquez, invita al lector a la lectura para que se vuelva un crítico de la obra y decida si recomienda la obra o no.

Seguramente, cuando has tenido la oportunidad de tener un libro de literatura entre tus manos, ya habías observado que, al abrir el libro, después de la portadilla y de donde aparecen los datos editoriales, está el índice y luego uno (o más) textos introductorios.

Quizá los pasaste por alto y omitiste su lectura para ir directamente a la obra porque no sabías de qué se trataba.

Pero ahora que ya sabes para qué sirven y la importancia que tienen estos textos, te sugerimos que los lean, ya sea antes o después de la obra literaria, pues esto te permitirá tener una mejor comprensión del texto principal. No omitas los textos introductorios en tus lecturas; puedes encontrar muchas cosas interesantes y de gran valor acerca de la obra que quizá no te imaginaste.

Recuerda que el prólogo puede ser escrito por el mismo autor de la obra, pero la mayoría de las veces es escrita por otro autor.

El autor del prólogo también se llama prologuista y puede tener diversas intenciones al escribir el prólogo que reflejará en el uso de las personas gramaticales.

La función del prólogo es informar al lector sobre el autor de la obra y persuadirlo para que la lea. Esta información ayuda a que el lector comprenda mejor el texto literario.

Cuando la exposición del prologuista está centrada en la vida del autor y en el contexto histórico social de la obra, tienes un prólogo académico y debe ser escrito en tercera persona o impersonal.

Recuerda que el propósito de esta sesión fue: “Identificar características y función de los prólogos”. Si necesitas más información, busca en tu libro de texto el aprendizaje esperado: “Analiza e identifica la información presentada en textos introductorios: prólogos, reseñas, dedicatorias y presentaciones”.

El reto de hoy:

Busca en tu casa algún libro que tengas, puede ser una novela, una obra de teatro o una antología, es decir, una compilación de varias obras, como poemas, fábulas, refranes, cuentos o adivinanzas.

Selecciona aquél que tenga un prólogo y léelo. Puedes hacer la lectura en voz alta con algún miembro de tu familia.

Después comenta entre ustedes las siguientes preguntas. Si es posible, anótalas en tu cuaderno y respóndelas también por escrito:

  • ¿Cuál es la intención del autor del prólogo?
  • ¿Qué persona gramatical utiliza?
  • ¿Cómo intenta convencer al lector para que lea la obra literaria?
  • ¿Es un prólogo académico o no?, ¿por qué?
  • ¿Qué características lograron identificar en el prólogo que leyeron?

No olvides anotar el título del libro y su autor, así como el nombre del prologuista.

Si no cuentas con un libro en casa, puedes buscar uno en Internet que sea de tu interés. También puedes leer el prólogo que viene en tu libro de texto, sólo tienes que buscar el aprendizaje esperado de esta sesión.

¡Buen trabajo!

Gracias por tu esfuerzo.

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