Comprendiendo la literatura del Renacimiento
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Última Actualización:
4 de Septiembre de 2024 a las 18:46
Comprendiendo la literatura del Renacimiento
Aprendizaje esperado: identifica la forma en que la literatura refleja el contexto social en que se produce la obra.
Énfasis: interpretar el significado de obras del Renacimiento en su contexto.
¿Qué vamos a aprender?
Para esta sesión necesitarás tu cuaderno, un bolígrafo o lápiz y tu libro de texto.
Recupera la información que consideres más importante, recuerda que puedes elaborar un organizador gráfico.
En la sesión anterior leíste algunos fragmentos de obras literarias del Renacimiento y son sumamente interesantes.
La lectura de estas obras permite conocer lugares distantes y hasta viajar en el tiempo, pues al presentar el contexto histórico que predominaba en esa época, invita a vivir grandes aventuras.
Un primer fragmento de la novela El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, escrito por Miguel de Cervantes Saavedra; este español utilizó sus experiencias para contar historias increíbles. Para ganarse la vida, Cervantes se unió al ejército, y ello le permitió recorrer España y otros países de Europa donde la guerra, el hambre y la muerte estaban presentes.
El Quijote, como se conoce su obra más famosa, cuenta la historia de un hidalgo (un miembro con algunas propiedades) que gastó prácticamente todo lo que tenía para poder comprar libros de caballería, que eran su afición, y leyó tantos que comenzó a confundir la realidad con la ficción de esas historias, lo cual afectó su manera de ver todo lo que le rodeaba. El hidalgo se empapó de tal forma de la visión idealizada de estas historias, que terminó dejando la realidad en la que vivía en busca de una renovación, de una nueva forma de vida que se pareciera más a los ideales de sus novelas de caballería. Así es como Cervantes forja este personaje con altos ideales y que, como buen hombre de su época, buscará vivir los últimos años de su vida con intensidad.
El inicio de la novela dice:
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor…
En aquella época no era tan frecuente el uso de apellidos, por lo que a cada persona se le otorgaba, como recurso para distinguirlo e identificarlo, el nombre de su lugar de nacimiento; así, este personaje se convertiría en don Quijote de la Mancha.
Cuando describe por primera vez al protagonista:
Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años; era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza.
Con estas palabras, lo está describiendo: “frisaba” era como decir actualmente: “tenía aproximadamente tantos años”; “enjuto de rostro”, es decir, “de rostro muy delgado”. Aunque cincuenta años pueden no parecer muchos, para esta época sí lo eran, pues no contaban con los avances de la medicina con los que se cuentan actualmente.
¿Qué hacemos?
Uno de los capítulos de este texto fue cuando se pelea con los molinos de viento. Por lo mismo, leerás una adaptación de ese capítulo para poder realizar una lectura en atril.
El protagonista, una vez que decidió ser un caballero andante, pidió y logró que lo armaran caballero; aunque no fue un personaje de la nobleza, sino un ventero, el encargado de una posada, que como también era lector de novelas de caballerías, le siguió el juego a don Quijote. Además, hidalgo convenció a un labrador llamado Sancho Panza de que le acompañara en esta aventura. Continúa con la historia y pon atención porque después se retomará la información.
QUIJOTE:
(Mirando a lo lejos) La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; (con cara de sorpresa y aceptación) porque ves allí, amigo Sancho Panza, ¡donde se descubren treinta, o poco más, desaforados gigantes! Con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas (dirigiéndose a Sancho, quien le ve también con asombro), con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la Tierra.
SANCHO:
(Asombrado y preocupado) ¿Qué gigantes?
QUIJOTE:
(Inquieto) Aquellos que allí ves, de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.
SANCHO:
(Preocupado y tratando de ver lo que su Señor le dice, como si se restregara un poco los ojos) ¡Mire vuestra merced, que aquellos que allí se aparecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino!
QUIJOTE:
(Enfadándose un poco) Bien parece que no estás cursado en esto de las aventuras; ellos son gigantes, y si tienes miedo, ¡quítate de ahí y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla!
SANCHO:
(Muy asustado y corriendo hacia su Señor) ¡Válgame, Dios! ¿No le dije yo a vuestra merced que mirase bien lo que hacía, que no eran sino molinos de viento, y no lo podía ignorar sino quien llevase otros tales en la cabeza?
QUIJOTE:
(Quejoso y tratando de incorporarse, todo le duele, su rostro denota dolor) Calla, amigo Sancho, que las cosas de la guerra, más que otras, están sujetas a continua mudanza; cuanto más que yo pienso, ¡y es así verdad!, que aquel sabio Frestón que me robó el aposento y los libros ha vuelto estos gigantes en molinos, ¡por quitarme la gloria de su vencimiento; tal es la enemistad que me tiene!; más al cabo, ¡han de poder poco sus malas artes contra la bondad de mi espada!
SANCHO:
(Muy acongojado) ¡Dios lo haga como puede! ¡Vamos, talante, arriba, que estáis todo sucio y maltrecho! ¡Vuestra merced, peor que cuero viejo habéis quedado! (don Quijote lo ve como reprochándole) Suba a su fiel corcel.
QUIJOTE:
(Haciéndose el valiente, pero con bastante quejumbre) ¡Así es verdad!, y si no me quejo del dolor, es porque no es dado a los caballeros andantes quejarse de herida alguna, aunque se le salgan las tripas por ella.
SANCHO:
(Pensativo) Si eso es así, no tengo yo que replicar, de mí sé decir que me he de quejar del más pequeño dolor que tenga.
QUIJOTE:
(Riéndose mucho) ¡Eres de lo más gracioso, Sancho (hace una pausa) … mi buen Sancho! ¡Se me olvida! ¡Dedico esta pelea y todas las que desde ágora se presenten a mi Señora, Dulcinea del Toboso!
La lectura enriquece y beneficia porque permite conocer nuevos lugares, culturas y formas de pensar, pero también ayuda a desarrollar habilidades verbales.
Contesta algunas preguntas para reafirmar lo que has comprendido de la lectura anterior; pon mucha atención para identificar las ideas principales.
- ¿Cuál es la causa por la que según don Quijote fue vencido por lo que él imagina que son gigantes?
Escribe tu respuesta y compara.
Porque estaba peleando en realidad con molinos de viento. Claro que él atribuye la presencia de los molinos a un sabio con el que tenía enemistad; según él, el sabio Frestón, de manera intencional, convirtió a los gigantes en molinos de viento para humillar a don Quijote. - ¿A quién se encomienda y dedica sus batallas el Quijote?
A Dulcinea del Toboso. - ¿A qué se refiere el caballero andante cuando dice: “y si no me quejo del dolor, es porque no es dado a los caballeros andantes quejarse de herida alguna, aunque se le salgan las tripas por ella”?
... que, aunque siente el dolor, no lo dirá por orgullo y valor, recordando su rango de “caballero”.
Cervantes fue uno de los escritores renacentistas más destacados y que más se recuerda en la actualidad.
Los hombres de este periodo compartieron la convicción de que la época en que vivían era una “nueva era”. Como se ha mencionado: experimentaron un cambio interior más que un cambio de espíritu; era una experiencia de contenido intelectual y emocional; las antítesis entre “tinieblas” y “luz”, “sueño” y “despertar” servirán para distinguir la “nueva era” del pasado medieval.
De tal forma, el caballero don Quijote era un personaje renovado. No podía ser igual que los personajes que aparecían en sus novelas de caballerías, pues, como explica el escritor y crítico literario Mario Vargas Llosa, esto ya estaba totalmente alejado de lo que se vivía en realidad en la época de Cervantes, y más bien lo que escribió en El Quijote “era una respuesta cargada de ilusiones y anhelos y, sobre todo, de rechazo, a un mundo muy real en lo que ocurría exactamente lo opuesto”.
Jacob Burckhardt, historiador suizo, estudió esta época y enfatizó toda la manifestación del “redescubrimiento del hombre y del mundo”. Según él, el ser humano cambia la forma de ver la vida y el mundo, se preocupa por aprender, todo despierta su interés y se da cuenta de que a su alrededor hay muchas cosas por descubrir; pareciera que en la novela, el ingenioso hidalgo da una muestra de esa nueva perspectiva, pues este personaje está en la búsqueda de libertad, que no se tenía; de descubrir el mundo y ejercer justicia, por eso decide hacerse caballero andante e irse por todo el mundo en busca de aventuras; en pocas palabras “el descubrimiento del hombre” y su gran capacidad para entender y modificar lo que le rodea.
A partir del siglo XV se inicia la gran serie de descubrimientos y la organización sistemática de la biblioteca por medio de copias, situación que ves perfectamente reflejada en este personaje que invierte su fortuna en la compra de novelas que guarda en su biblioteca personal.
Además, se puede notar principalmente en el Renacimiento la ruptura entre el hombre culto e inculto, y Cervantes lo tiene muy claro, pues si recuerdas, se mencionó que don Quijote fue armado caballero por un ventero, cómplice y lector también de las novelas de caballerías.
Cervantes también escribió obras de teatro, en particular, entremeses, que son unas obras muy cortas, pero sumamente divertidas.
Conocerás la lectura en atril de la escena II, del entremés Los habladores.
En esta ocasión son dos caballeros: uno llamado Sarmiento, que en una pelea hirió a otro caballero y como castigo por su error tiene que pagarle al agredido para los gastos médicos que requiera, pero, sobre todo, por la ofensa, y Roldán, un elocuente artista que no ha tenido buena fortuna, y como está sumamente escaso de fondos, al escuchar que por una trifulca daban una gran cantidad de dinero, pues él se ofrece y se sacrifica en nombre de tan noble causa.
Escena II
ROLDÁN:
¡Ah caballero!
SARMIENTO:
¿A mí, gentil hombre?
ROLDÁN:
A usted digo.
SARMIENTO:
Y ¿qué es lo que usted manda?
ROLDÁN:
Cúbrase usted; que, si no,
no hablaré palabra.
SARMIENTO:
Ya estoy cubierto.
ROLDÁN:
Señor mío, yo soy
un pobre hidalgo, aunque me he
visto en honra; tengo necesidad, y he
sabido que usted ha dado doscientos
ducados a un hombre a quien había
dado una cuchillada; y por si usted
tiene deleite en darlas, vengo a que
usted me dé una adonde fuera
servido; que yo lo haré con cincuenta
ducados menos que otro.
Roldán le está diciendo a Sarmiento que, si tanto le gusta dar dinero a cambio de cuchilladas, puede acuchillarle a él, a Roldán, con tal de que le dé dinero y por eso Sarmiento le responderá con mucha perplejidad, porque claramente no es una oferta que se haga todos los días.
Ten presente que, si bien ésta es una obra cómica, está retratando un momento de enorme precariedad económica, y Cervantes se vale de la sátira para denunciar una realidad difícil.
Continúa con el diálogo entre Sarmiento y Roldán.
SARMIENTO:
Por el diablo que acá me
trujo, esto es lo que yo había
menester, después de haber pagado
doscientos ducados por la cuchillada.
ROLDÁN:
¿Cuchillada dijo usted?
está bien dicho: cuchillada fue la
que dio Caín a su hermano Abel,
aunque entonces no había
cuchillos; cuchillada fue la que
dio Alejandro Magno a la reina
Pantasilea, sobre quitalle a Zamora
la bien cercada, y asimismo Julio
César al conde don Pedro Anzures,
sobre el jugar a las tablas con don
Gaiferos, entre Cabañas y Olías;
pero advierta usted que las heridas
se dan de dos maneras, porque hay
traición y alevosía: la traición se
comete al Rey; la alevosía, contra
los iguales; por las armas lo han de
ser; y si porque dice Carranza,
en si yo riñere con ventaja, su
Filosofía de la espada, y Terencio
en la Conjuración de Catilina...
Te fijaste cómo hace una serie de referencias a las culturas clásicas: al conquistador griego Alejandro Magno, pero también a Terencio, un autor de comedias de la república romana.
SARMIENTO:
Váyase con el diablo,
que me lleva sin juicio; ¿no echa de
ver que me dice bernardinas?
ROLDÁN:
¿Bernardinas dice
usted? y dijo muy bien, porque es
lucido nombre; y una mujer que
se llamase Bernardina estaba
obligada a ser monja de San
Bernardo; porque si se llamase
Francisca, no podía ser; que las
Franciscas tienen cuatro efes; la F
es una de las letras del A, B, C; las
letras del A, B, C, son veinte y tres:
la K sirve en castellano cuando
somos niños, porque al repetirla dos
veces, entonces decimos la... que
se compone de dos veces esta
letra K: dos veces pueden ser de
vino; el vino tiene grandes virtudes;
no se ha de tomar en ayunas y
aguado, porque las partes raras
del agua penetran los poros y se
suben al cerebro, y entrando puras...
SARMIENTO:
Téngase, que me
ha muerto, y pienso que algún
demonio tiene revestido en esa
lengua.
Parecen diálogos interesantes y muy reveladores de la época.
Realiza el siguiente ejercicio: tendrás que relacionar al personaje de la primera columna con la situación que se contó en la historia, y que se encuentra en la segunda columna.
Observa la imagen, y relaciona la información.
Compara tus respuestas. Comienza con Roldán, este personaje, por necesidad, sería
capaz de aceptar ser herido, y aquí tienes la primera relación.
La segunda idea que debiste identificar es la que señala que puede hacer un gran discurso partiendo de una palabra.
Por lo tanto, las opciones que restan pertenecen a Sarmiento:
La primera indica que desespera al descubrir la elocuencia de su interlocutor (o sea, de la persona con la que habla).
Y la segunda que él se equivoca al creer que Roldán es ignorante, pues lo demuestra con su elocuencia.
De hecho, fiel a los valores de la época, que apreciaban la cultura y la elocuencia, al final de la obra resulta que el noble Sarmiento reconoce el poder de contar con tal virtud, pues incluso le propone a Roldán que vaya a vivir con él una temporada.
En efecto, el Renacimiento se caracteriza por tener el humanismo como filosofía central, y éste se estudiaba en las universidades. Era una época, donde se le daba una gran importancia al conocimiento y a la cultura.
Esos temas que se tratan en las obras literarias expresaban nuevas formas de pensar, revelando la gran inquietud que consideró al hombre como centro de la producción intelectual y artística.
Pero Cervantes no fue el único autor del Renacimiento español, de ninguna manera. Por medio de un video, analiza otra obra clásica del periodo, Lazarillo de Tormes, que muestra algunos otros aspectos de la época. Presta mucha atención porque trabajarás con ello.
- Lazarillo de Tormes
Como se menciona en el video, esta novela picaresca muestra la naturaleza humana.
El autor hace una crítica a través de los personajes de la sociedad renacentista y sus problemas. A partir de contar la vida del personaje principal, Lázaro, desde su nacimiento hasta su muerte, y de describir a los hombres a quienes sirvió y de quienes aprendió, el autor critica a una sociedad que le parece hipócrita, falsamente piadosa, preocupada por las apariencias y profundamente injusta.
El reto de hoy:
Busca en tu libro de texto los fragmentos de las obras del Renacimiento, léelas, y posteriormente en tu cuaderno describe cómo vivían los personajes de esa época, de acuerdo con lo que relata la historia, así como se hizo con el texto del Lazarillo de Tormes.
Lee otros ejemplos o profundiza en algunos de los contenidos que hoy se han explicado, revisa tu libro de texto y busca el aprendizaje esperado: “Identifica la forma en que la literatura refleja el contexto social en que se produce la obra”.
¡Buen trabajo!
Gracias por tu esfuerzo.
Para saber más:
Lecturas
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